Los piojos
En una selva misionera había un grupo de amigos que eran: un tucán, un mono y un sapo. El mono y el tucán eran demasiados bobos comparados con el sapo, que era muy inteligente. Un día como cualquiera, el mono no podía parar de rascarse la cabeza por que tenía muchos piojos, y se rascó durante todo el día. Al día siguiente se rascaba aún más la cabeza, por eso el sapo empezó a opinar ¿qué podían hacer para que no le pique más? El sapo dijo: “el tucán tiene un gran pico para sacar piojos”. El tucán dijo: “yo lo haré, no le va a quedar un solo piojo”. Entonces, le sacó todos los piojos que tenía el mono, pero surgió un problema, como el tucán se había comido tantos piojos, se empezó a sentir tan mal que tuvieron que llamar a una ambulancia. Desgraciadamente en la selva no hay hospitales y no sabían que hacer. Estaban muy desesperados porque pensaban que el tucán se iba a morir, hasta que al sapo se le ocurrió una espectacular idea y dijo: “que el tucán se tire al agua de cabeza”. Aunque el tucán creía que era una buena idea pero que no iba a funcionar, igual la probó. Trepó las rocas y se tiró al agua. Por suerte funcionó y todos los piojos se fueron. El mono y el sapo estaban muy nerviosos hasta que se enteraron que había salido todo bien. Se pusieron muy felices y festejaron hasta el amanecer junto a todos los animales de la selva.
Mati Y Lucho
en 21 octubre 2009 en 11:21
Buenísimo, muchachos!!! Cuánta creatividad!!